El sábado 7 de diciembre se llevó a cabo en la sede de Orígenes, Guatavita, el Campeonato Nacional y la séptima válida de enduro ecuestre, cerrando la temporada del año. Por primera vez en esta sede se abrió la categoría de 120 kilómetros, una distancia que, según los registros, solía realizarse en terrenos más planos como Mosquera o Ubaté y, en ocasiones, en lugares montañosos como Villa de Leyva. La ruta fue un reto técnico debido a la combinación de un suelo duro por el verano, barro en algunas secciones tras una lluvia fuerte la noche anterior, los cambios de topografía, el calor del mediodía y el frío de la mañana y la noche.
El equipo Naranja se tomó la categoría de 120km con los binomios Laura Lorenzana y Cornelio, Luis Lorenzana y Beduino, María Carreño y Macoya Eca, y la reconocida jinete mexicana María Gameros en Doddy Al Fayed, quien participó por primera vez en una competencia en Colombia. Los jinetes salieron a las 5:30 de la mañana y, tras más de 15 horas de competencia, Laura y María cruzaron la meta después de las 8:00 de la noche. María y Macoya Eca quedaron campeonas del campeonato y del escalafón anual, mientras que Laura y Cornelio obtuvieron el subcampeonato y el premio Best Condition. Además, el equipo Naranja logró el título de campeón por equipos gracias a su consistencia en las competencias del año.
En la categoría de 100 kilómetros, el equipo Rosario’s enfrentó la pérdida de su jinete más joven, Emilia Vásquez, debido a una lesión, de la cual todos esperamos su pronto regreso pues es una de las jóvenes promesas. Daniel, con Rosario’s Pacha, obtuvo el campeonato y el Best Condition, mientras que Pablo Romero con Rosario’s Nike alcanzó el subcampeonato. Con tan solo tres integrantes, Rosario’s finalizó como subcampeón por equipos, reflejando el esfuerzo sostenido durante el 2024. El tercer lugar por equipos se lo llevó La Macoya, equipo pionero y fundador de este deporte en Colombia.
En los 80 kilómetros participaron binomios como Freider de Jesús Soto y Litani, quienes se llevaron el primer lugar en adultos, seguidos por Juan Luis Moreno e Isrá en una reñida entrada a la meta. Luis Enrique Otero, después de un año con interrupciones por motivos de salud, volvió por lo alto y alcanzó el tercer lugar en el campeonato junto a Burak, y Claudia Gutierrez junto a Penelope un tercer lugar en la válida. En la categoría infantil, Carmen Maldonado y Hartmut cerraron una temporada más al obtener el campeonato en esta distancia por segundo año consecutivo.
En los 60 kilómetros, Diana Clavijo y Symphonie lograron el primer lugar del campeonato, seguidas por Claudia Pardo y Divine quienes se llevaron el segundo lugar en la válida. En los 40 kilómetros, la categoría mayores quedó desierta en el campeonato debido a varias eliminaciones y dificultades para clasificar, y en la válida Diego Arboleda y Tabasco se llevaron el primer lugar, seguidos por Daniela Pombo y Massai. En la categoría juvenil, Gabriela Amaya y Abdajara concluyeron su participación en los 40 kilómetros con un triunfo, preparándose para ascender de categoría el próximo año. Finalmente, en la categoría de 20 kilómetros nos acompañaron 4 jinetes del grupo de Duitama que completaron satisfactoriamente esta distancia.
Aunque la competencia se extendió hasta tarde, y coincidió con la noche de las velitas, fue muy importante ver a la mayoría de los competidores reunidos para la premiación, mostrando apoyo hacia quienes completaron los 120 kilómetros. Sin embargo, este año ha sido especialmente difícil para el enduro ecuestre en Colombia, con una participación reducida, numerosos desafíos para atraer nuevos jinetes y requerimientos administrativos que han limitado el desarrollo del deporte. A pesar de estas dificultades y de parecerc un deporte en vía de extinción, esperamos tener muy buenas competencias en el 2025.
María Gameros y su visita en Colombia
“¿Qué conociste de Colombia?” Es la pregunta que más le hacen tras su primera competencia en el país. Y María responde con mucha risa: “Lugares que solo puedes descubrir desde encima de un caballo.”
María se encontró con un terreno único que la sorprendió desde el principio. “La dureza, la topografía… Aquí no hay un segundo de planicie. Incluso lo que parece plano tiene pendiente. No existe eso que llamamos ‘plano plano’. Los caballos están completamente adaptados a estas carreras, no son rápidas, hay muchos cambios de ritmo. Aunque intentes mantener un trote constante, siempre aparece la placa huella, y ahí toca administrar muy bien el ritmo.”
Pero no todo fue técnica y estrategia. María no puede evitar sonreír cuando recuerda la experiencia completa. “La tortura de trotar 12 horas vale la pena por los paisajes, por lo que ves mientras estás ahí. Es espectacular.”
“Todo el mundo es muy amable, se animan entre ellos, se esperan para la premiación. Aquí, más que un ‘te gané’, saben que terminar está cañon, terminar ya es un logro enorme. Es claro que aquí ‘to finish is to win’ y todos lo reconocen. Saben lo duro que es acabar una competencia.” También destaca la organización. “La pista estaba muy bien marcada, entretenida, variada. Quizás falta tomarse el deporte con un poco más de seriedad y conocer bien el reglamento. Estoy segura de que mientras haya más organización, habrá más futuro para el enduro en Colombia.”
Claro que no todo fue fácil. El clima la enloquece un poco “No entiendo cómo no tienen estaciones aquí. En un solo día pasas por las cuatro estaciones: salí congelada, después me estaba derritiendo, luego llovía y terminaba muriéndome de frío otra vez. Para los caballos también es complicado: un segundo necesitas agua con hielo, y al siguiente toca ponerles la manta. El meteorólogo de Google es completamente inútil aquí; hay probabilidad de todo.”
Competir en otro país siempre es una experiencia que suma, y María lo tiene claro. “Entre más te expongas a diferentes terrenos y caballos, más aprendes. Correr rápido, lento, con frío, con calor… Todo eso te prepara para los desafíos que puedan surgir dentro de tu propio país.”
Y cuando se trata de adaptarse a un caballo nuevo, María tiene claro su enfoque. “Lo principal es la humildad. Hay que estar abierta a conocer al caballo, ser flexible, adaptarte, acomodarte a lo que él está acostumbrado. Tienes que enfocarte en el caballo, no en ti.”
Su primera experiencia en Colombia fue exigente, pero para María Gameros, el aprendizaje y los momentos vividos valieron cada segundo. “Fue una experiencia dura, pero inolvidable. Estoy segura de que regresaré.”