Soltando riendas, despidiendo el año ecuestre

Soltando riendas, despidiendo el año ecuestre

Dejemos que este cierre del calendario ecuestre sea la oportunidad para que nuestros caballos vuelvan a ser simplemente caballos y cambien su rutina por un rato. Que salgan al potrero, corran en manada, se ensucien y se revuelquen. Que los caballos acostumbrados a vivir en pesebrera y trabajar en picadero caminen por el bosque o la montaña para estimular su propiocepción, y que los que están acostumbrados a sumar kilómetros y kilómetros trabajen desde el piso fortaleciendo sus dorsos y mejorando su balance.

Aprendamos a celebrar cada pequeña victoria, que más allá de los puntajes altos, podios o medallas, celebremos con nuestros caballos cada logro del año. Desde encontrar la silla que se ajuste mejor para ellos, dejarlo recuperar correctamente de una lesión, competir en una nueva categoría, mejorar en segundos las recuperaciones, crear mejores vínculos, conocer nuevos aliados, debemos aprender que cada pequeño avance merece ser reconocido y festejado.

Este es el momento (aunque también lo debe ser todo el año) para consentir a nuestros compañeros con masajes, visitas de quiroprácticos y estiramientos con panela y zanahoria. De revisar nuevamente si necesitan limada de dientes, si están al día en las vacunas, si debemos mejorarles la dieta, revisar el estado de las silla, los peleros, frenos y todos los elementos que usamos. Dediquemos tiempo a mimarlos y permitámosles descansar, porque su bienestar es fundamental para nuestro futuro éxito. Descansemos nosotros también de las presiones que nos imponemos, de los músculos contraídos, de las madrugadas constantes.

Mientras cerramos este capítulo, recordemos por qué montamos a caballo y qué nos hace felices al hacerlo. Pensemos en cómo podemos mejorar como jinetes en el año entrante, reconociendo que el deportista no es solo el caballo, sino también nosotros. Hacer ejercicio, ser jinetes más ligeros, mantener una buena flexibilidad, una salud mental saludable, concentrarnos en lo que hacemos junto a nuestro caballo y no en lo que esperan y piensen los demás que debemos hacer, aprender de su anatomía y comportamiento, y compartir con el caballo desde el suelo pueden ser parte de nuestra rutina para prepararnos para futuros desafíos.

Establezcamos metas, tanto pequeñas como grandes, siempre teniendo en cuenta que antes de competir debemos disfrutar lo que estamos haciendo. Que el próximo año esté lleno de nuevas experiencias, conexiones más profundas con nuestros caballos y, sobre todo, la continuidad de la pasión que nos une a ellos. ¡Felices fiestas ecuestres y que el próximo año nos encuentre galopando hacia nuevas emocionantes aventuras!

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