Por: Andrés Venegas, historiador. Historia del Polo en Colombia @poloencolombia
Cuando pensamos en los grandes jugadores de polo de Colombia, generalmente recordamos nombres de las últimas tres décadas: polistas como Federico Uribe, Camilo Espinosa, Felipe Márquez, Martín Huertas Sayer, Pedro Montoya y Carlos Urrea, considerado el mejor jugador del país en la última década del siglo XX. Sin embargo, en los primeros años del deporte en Colombia, destacados deportistas contribuyeron a consolidar el polo en Bogotá, Medellín y Cali. Aunque ya existía una generación previa de pioneros y figuras destacadas como Evaristo Herrera, Milcíades Sayer, Álvaro Uribe, Spencer Dixon, Ignacio Sanz de Santamaría y Pepe Child, fue con la introducción del hándicap en el mundo del polo que la forma de valorar a un jugador cambió drásticamente.
Creado inicialmente en Estados Unidos por Henry Lloyd Herbert en 1890, el sistema de hándicap se expandió rápidamente por el mundo, llegando a Argentina en 1911 y a Colombia entre 1915 y 1918. Este sistema no solo evaluaba el conocimiento, la estrategia y las habilidades del jugador, sino también la calidad de su caballada y el respeto hacia el oponente. La implementación del hándicap incentivó a los jugadores a mejorar tanto sus destrezas como jinetes, como la genética de los caballos en el país.
Además, la creación de nuevas competencias como la Copa Strong (1908), la Copa Vaughan (1913), la Copa Herrera (1914), la Copa Harrison (1915), la Copa Holt (1918) y el Premio Child (1911) al mejor caballo de polo fomentaron una notable evolución en el deporte. Este contexto permitió el desarrollo de grandes jugadores como Ulpiano de Valenzuela, Eduardo Umaña Díaz y Roberto Umaña Azuola, quienes en 1919 alcanzaron 7 goles de hándicap. Para 1925, figuras como Roberto Herrera de la Torre (11 veces ganador de la Copa Uribe), Alejandro Gómez Umaña (ocho veces ganador), Alejandro Sanz de Santamaría (cinco veces ganador) y Miguel Samper (tres veces ganador) ya tenían 8 goles de hándicap.
En 1937, con la primera visita internacional del Quito Polo Club a Bogotá, el nivel del polo colombiano quedó evidenciado. En el encuentro principal, disputado por la Copa Cárdenas, el equipo del Polo Club de Bogotá, compuesto por José Sanz de Santamaría, Julio Samper, Nicolás Sanz de Santamaría y Daniel Gómez Tamayo, se impuso 6 a 4 ante los ecuatorianos.
El polo también crecía en otras regiones del país. En Cali, Álvaro “Lalo” Lloreda impulsó el deporte desde 1926 en el Hipódromo de Versalles, liderando el Polo Club de Cali. Álvaro Garcés Giraldo fue clave en el desarrollo del deporte en el Club Campestre San Joaquín (hoy Club Campestre de Cali), y Eduardo Castro destacó como jugador de gran habilidad.
En Antioquia, el Polo Club de Medellín, fundado por la colonia británica, pronto vio emerger jugadores locales de gran talento. Óscar Botero, capitán del primer equipo colombiano en realizar una gira internacional en Ecuador y Perú en 1943, fue un referente, al igual que los hermanos Elkin, Norman y Hernán Echavarría, quienes representaron a Antioquia en giras nacionales durante la década de 1940.
Para 1950, el polo colombiano se había consolidado como un deporte de alto nivel que atraía multitudes a las finales de los torneos más importantes de Bogotá. Nombres como Jorge, José y Nicolás Sanz de Santamaría, Roberto Herrera, Alfonso Salazar y Daniel Gómez Tamayo eran habituales en los torneos interdepartamentales, giras internacionales y competencias interclubes. Esta generación de grandes jugadores sentó las bases para que el polo colombiano siguiera creciendo, dando paso a nuevas figuras que consolidarían aún más este deporte en el país.