Breve historia del polo en Bogotá

Breve historia del polo en Bogotá

Por: Andrés Venegas, historiador. Historia del Polo en Colombia @poloencolombia

En la fría Bogotá de finales del siglo XIX, un grupo de jóvenes se reunió para ensayar una práctica deportiva nunca antes vista en la ciudad ni en el país. El año era 1896. Colombia se encontraba entre guerras civiles y disfrutaba de efímeras bonanzas económicas. Federico Carlos Child, más conocido como “Pepe”, había llegado a la ciudad tras haber finalizado parte de sus estudios en la Universidad de Cambridge. En esta universidad, Pepe había sido parte del club de polo y había tenido la oportunidad de jugarlo en varias ocasiones. Al regresar al país, trajo consigo algunos implementos para la práctica del deporte: bolas, tacos y sus reglas. Reunió a un grupo de amigos cercanos, todos excelentes jinetes, y en un potrero de la Quinta de La Magdalena iniciaron los primeros ensayos.

En 1897 fundaron el Polo Club de Bogotá, el club decano de las prácticas deportivas del país. Además del polo, introdujeron deportes como el fútbol, el tenis, el golf y el hockey sobre césped, entre otros. Desafortunadamente, unos años después, con el inicio de la Guerra de los Mil Días, el club perdió su impulso inicial. En la búsqueda de reforzar la caballería del ejército nacional, se solicitó a los socios del club ceder sus caballos, muchos de los cuales cayeron en la Batalla de Palonegro. No fue hasta 1903, con el fin de la guerra, que el polo retomó su auge, jugándose ese mismo año la Copa Uribe de Polo, donada por uno de sus socios fundadores, Álvaro Uribe Cordovez. Esta copa, además de ser la más antigua de cualquier deporte que se juegue actualmente en el país, se ha disputado sin interrupciones desde 1903, agrupando a los mejores polistas de Colombia.

Durante la primera mitad del siglo XX, el deporte fue ganando terreno en Bogotá. El traslado del Polo Club de Bogotá a una nueva sede en 1923 dio inicio a una etapa de mayor competencia, con equipos de países como Ecuador, Perú, Estados Unidos, Reino Unido y Argentina llegando a la ciudad para medirse con los jugadores locales. Cali y Medellín también se sumaron a estas visitas deportivas, estableciendo rivalidades sanas que enriquecieron el panorama del polo colombiano. A lo largo de los años se fundaron otros clubes en la ciudad: el Polo Club Santa Fe,

Polo Club de Casa Larga, Polo Club de Morato, el Polo Militar y, finalmente, la sección de polo del Country Club de Bogotá. Sin embargo, el auge de este deporte empezó a decaer lentamente, dejando solo dos clubes en pie. Fue en la década de 1960 cuando Los Pinos Polo Club, en el municipio de Mosquera, renovó el espíritu del polo bogotano, atrayendo a nuevos jugadores y equipos. Ya en las décadas de 1970, 1980 y 1990, el Torneo Nacional de Clubes elevó al polo a nuevas alturas. La competencia, que se disputó por primera vez en Cali, no solo mejoró el nivel de juego, sino que trajo al país a jugadores profesionales de Argentina y mejoró la calidad de los caballos, elementos clave para el desarrollo del deporte en la capital.

Con el nuevo siglo, el Polo Club de Bogotá celebró los 100 años de la Copa Uribe y trasladó su sede al municipio de Cajicá, mientras que Los Pinos Polo Club festejaba sus 50 años, consolidando así el prestigio del polo capitalino. La historia de este deporte en Bogotá, marcada por la perseverancia, la pasión y el compromiso, ha sido un pilar fundamental en el crecimiento del polo en Colombia. A lo largo de 128 años, el polo bogotano ha construido un legado que continúa siendo el cimiento del futuro del deporte en el país.

Derechos foto

© Polo Club de Bogotá, 107 años del Polo Club de Bogotá: 100 Años de la Copa Uribe (Consuelo Mendoza Editores, 2003)

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