La comunidad ecuestre española se encuentra de luto tras la triste noticia del fallecimiento del jinete olímpico, Carlos López Quesada, a la edad de 97 años. El pasado domingo, 15 de octubre, nos dejaba este icónico jinete olímpico madrileño.

Carlos López Quesada, una figura destacada en la historia de la hípica española, dejó un legado imborrable en el mundo de los deportes ecuestres. Fue galardonado con la medalla de oro en la competición individual y la medalla de plata en la competición por equipos en los Juegos del Mediterráneo de 1955. Su destreza y dedicación al deporte ecuestre lo llevaron a ser uno de los primeros civiles en formar parte del Equipo Nacional de España, junto a Carlos Figueroa y Paco Goyoaga.

Uno de los momentos más emblemáticos de su carrera se produjo en los Juegos Olímpicos de Estocolmo, donde, montando a su fiel caballo “Tapatío”, realizó un recorrido impecable, sin cometer ninguna falta, dejando una huella imborrable en la memoria de los aficionados a la hípica.

López Quesada también formó parte del equipo español que ganó la Copa de Naciones en cuatro ocasiones durante los años 1955 a 1958, demostrando su habilidad y dedicación constante al deporte ecuestre.

Los reconocimientos siempre debieran hacerse en vida para que el homenajeado los disfrute, y en su caso particular, recibió la medalla de oro de la Real Federación Hípica Española hace cuatro años, como reconocimiento a su carrera deportiva y aportación al mundo del caballo de este país. En la actualidad, su hijo Carolo es el Jefe de equipo de la disciplina de Salto de Obstáculos. Su equipo ya ha conseguido el pasaporte para los Juegos Olímpicos de París 2024.

Carolo es una persona muy querida en el sector y un gran conocedor del mundo hípico en todas sus facetas. Hasta el día de hoy a mediodía, los restos de Carlos López Quesada se encuentran en el Tanatorio de Torrelodones para que amigos y familiares le puedan dar el último adiós. Descanse en paz.

Fuente: Chacco Marketing