Una cultura, un caballo, una industria

Una cultura, un caballo, una industria

Por: Héctor José Vergara Romero, Presidente Ejecutivo FEDEQUINAS

Quiero iniciar esta columna centrándome en la palabra CULTURA. Mucho se habla de ella, pero poco o nada le damos la importancia y el peso significativo que realmente tiene en el desarrollo y la identidad de un pueblo.

En su significado más amplio y usado, la cultura se define como ese conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, las cuales se manifiestan a través de las diferentes expresiones culturales, que son a su vez un elemento fundamental de las comunidades étnicas, por cuanto representan una percepción del mundo, un arraigo a sus costumbres y porque debido a sus mecanismos de tradición oral muestran la forma tanto de trascender en el mundo como de mantenerse a través de las generaciones siguientes.

Una de esas expresiones culturales son las denominadas cabalgatas o desfiles a caballo, las cuales representan el peso cultural que ha tenido el caballo en el desarrollo de esta nación, desde la llegada de esos pocos cientos de ejemplares, algunos de raza “Haca”, de baja alzada, contextura compacta y gran resistencia para el trabajo duro y otros, de los denominados “comunes”, de baja calidad y variada morfología, que acompañaron a los españoles en la dominación de las vastas tierras americanas, en el segundo viaje de Cristóbal Colón, en el año 1493, cuando desembarcaron en la isla la Hispaniola, hoy conocida como República Dominicana y 30 años más tarde, a tierras colombianas, donde se fundó por Rodrigo de Bastidas lo que podríamos llamar el primer criadero de caballos, en la ciudad de Santa Marta, en el año 1525.

Mas de 500 años de historia tiene el relacionamiento del caballo con el hombre, se dice rápido, pero desde entonces este país se libertó y se ha construido a lomo de caballo, y al mismo tiempo, este país de regiones con topografía disímiles, ha aportado a la evolución de nuestro caballo un conjunto de elementos valiosos que forjaron un ejemplar singular y único en el mundo, que se expresa a través de dos razas: los que se mueven por diagonales (Trote y Galope, Trocha y Galope y Trocha Colombiana) y los que se mueven por laterales (Paso Fino Colombiano), hoy reconocido patrimonio genético de la nación por el congreso de la república, mediante la Ley 1842 del año 2017; así como esperamos también que se reconozca como patrimonio genético de la nación la raza de los diagonales colombianos, para lo cual presentaremos en los próximos días de la mano de nuestros amigos congresistas, un proyecto de ley para tal fin.

Por lo tanto, partiendo de una tradición cultural, hoy estas dos razas que identifican al caballo de paso en Colombia son el motor fundamental de una industria equina que se estima mueve 6 billones de pesos anuales, la cual se mantiene en constante crecimiento, registrando en promedio 6.200 ejemplares por año entre los últimos cinco años y que, además, de acuerdo a los datos que hemos podido consolidar en FEDEQUINAS, impacta a 480.000 empleos entre directos e indirectos, gracias a esa labor titánica que realizan los más de 87.000 propietarios de ejemplares que existen en nuestro país.

Así las cosas, el Caballo Criollo Colombiano de paso, gracias a la identidad cultural de nuestro país, es una raza consolidada, mundialmente reconocida, genéticamente forjada y evolucionada por criadores y manos colombianas, reglamentada por la Federación Colombina de Asociaciones Equinas – FEDEQUINAS, a través de la Resolución 00053 del 16 de marzo de 1998, expedida por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural; una raza que mueve una industria constante durante los 12 meses del año, donde se realizan en promedio 160 exposiciones equinas a través de las 24 asociaciones federadas, que impactan directamente economías populares en más de 19 departamentos de nuestro país y de la cual además, se desprende el sustento económico de un sinnúmero de familias que hacen parte de este gremio.

Un pueblo sin cultura es como un árbol sin raíces, un pueblo sin cultura es un pueblo vacío, por eso, seguiremos desde FEDEQUINAS fomentando y promocionando el Caballo Criollo Colombiano de paso, un ejemplar único en el mundo, el cual, además de todas las alegrías que nos regala, representa con orgullo la identidad de un país.

Que Dios bendiga las tradiciones culturales, de cada uno de los pueblos que han forjado la historia de la humanidad.

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